¿Por qué y cómo las tribus urbanas construyen su identidad social?
Ya decíamos que uno de los elementos
principales de la experiencia de ser joven, en la actualidad, es sobreponerse
al anonimato de las grandes urbes, dejar huella, ser reconocido en su
existencia. Es decir, poder reconocerse como sujeto, tener una identidad. Sin
embargo, dotarse de algo tan complejo y necesario no es, con mucho, una tarea
fácil y a ello, el o la joven, dedicarán una parte importante de sus energías y
de su existencia.
En este buscar y re-buscar identidades
o puntos de referencia los y las jóvenes se ven sometidos a tensiones y
contradicciones que los sitúan, en algunos casos, en puntos críticos de su
construcción de identidad. La diferencia o abismo que existe entre sus
aspiraciones y sus posibilidades. Como bien lo resume Machado:
“Es
posible que algunos jóvenes, ante esta tensión entre experiencia y
expectativas, adopten también posturas defensivas y traten de prolongar el
«campo de experiencia», es decir, la vida de cada día (Machado, 2000)”.
Campo que, por lo demás, podemos
definir como de «experticia» para cada uno de los involucrados, puesto que en
él construyen sus saberes y estrategias cotidianas para mejorar su calidad
de vida, de acuerdo a sus propios parámetros de convivencia y
estatus, los que casi siempre no coinciden con los de la sociedad adulta.
Vemos entonces, cómo él o la joven, en
este proceso que hemos descrito, de búsqueda y de afirmación de su propio yo,
abandona su familia, el grupo inicial de referencia, por otro que está fuera de
su hogar, que se constituye a partir de otros que como él o ella, se encuentran
en la intemperie, a la caza de elementos y rostros que les dé una identidad, es
decir, una seguridad mínima sobre la cual armar su propia visión de los que son
y lo que desean ser.
El pertenecer a una determinada tribu
le permitirá pensar de una manera, vestir de una forma determinada, y actuar
según el resto del grupo. El yo individual se sustituye por un yo colectivo:
nosotros somos, nosotros pensamos, nosotros hacemos. Así la adolescente busca
fuera en el grupo lo que no puede configurar interiormente, y una vez instalado
psicológicamente en la grupalidad se sentirá seguro. Esta identidad tribal se
organizará en torno a unas coordenadas de espacio y de tiempo, dentro de las
cuales los miembros del grupo manifiestan y desarrollan una cultura propia y
diferencial: lenguaje, símbolos, rituales y ceremonias (Aguirre y Rodríguez,
1996).
Y es precisamente en este anclaje
particular, en símbolos estéticos, donde se configura la idea de tribu urbana.
Este concepto de tribu presenta algunas características, que es posible
identificar en toda lógica tribal, sean tribus de Madrid, Barcelona, Londres,
Bruselas, Buenos Aires o Valparaíso. Y sean cual sean sus lógicas estéticas:
punks; trashers, darks, hippies, raperos, skins, rastas.
En todas ellas encontramos la
afirmación del yo, que se hace en y con el grupo de referencia. Aparece,
también, la idea de la defensa de valores (propios del grupo), y un territorio
exclusivo, que le pertenece a éste (barrios exclusivos, un bar determinado, una
esquina cualquiera, un estadio). Y finalmente, el establecimiento de recorridos
activos por la ciudad y sus suburbios, en busca de amigos o enemigos a quienes
saludar o atacar.
En este último punto, es posible
distinguir cierto grado de violencia física y simbólica, que va a depender de
la tribu de la que se forme parte. Para el caso europeo, principalmente, la
violencia desatada entre tribus urbanas pertenecientes al modelo skin,
es quizás la más temida, especialmente por su alto componente racista y de
ideales neofascistas, que le hacen tener por blanco predilecto de sus ataques a
inmigrantes tercermundistas. En este marco, en que parece moverse la reflexión
sobre las tribus, queda claro que en ellas, los y las jóvenes pueden encontrar
respuestas provisorias a sus necesidades existenciales y afectivas, por lo que
son, en cierto modo, necesarias para alcanzar una mejor inserción funcional en
la sociedad. En este punto de la reflexión, considero importante hacer
referencia, a uno de los párrafos, tal vez el menos explicado, del texto de
Machado, cuando hace la distinción entre la corriente generacional y la corriente
de clase, para interpretar el fenómeno de la juventud.